wake up my child, hope is here

25.6.10

un mundo de sensaciones

El otro día caminé por la playa, derecho, el agua no llegaba a tocarme. Era sensacional, la sensación de que lo malo pasó. Porque me sentí como nos sentimos todos cuando nos sacamos un gran peso de encima, me sentí como un topo que asomaba la cabeza por la madriguera, pero a diferencia de que yo, con mi cabeza afuera, buscaba algo diferente a lo que la vida me dio. Otra posición en en universo. Seguí caminando, cada vez mas lento, de repente me vi aterrada, miraba con miedo la arena mientras mis pasos se pausaban cada vez más. Lo que mis ojos contemplaron en el brillo de los millones de opacos granos de arena eran miradas, no ojos, miradas. Fue imposible escapar, la playa era interminable. De un momento a otro, había kilómetros y kilómetros de arena, era un desierto. El mundo se convirtió en un desierto, creo que me equivoco llamando desierto, era una playa gigante, por más gracioso que suene, era aterrador. Sentí mucho asco de estar parada sobre la arena, entonces opté por nadar, nadar y nadar. Nadé días y días, y sucumbí. El mar me tragó.





No es un sueño, ni un cuento de por ahí, solamente la sensación de un mes difícil.